En un mundo donde el ritmo de vida parece no detenerse y en donde la productividad y el rendimiento son altamente valorados, es común sentir que el trabajo nos consume demasiado, sobre todo, considerando las largas horas que dedicamos diariamente a esta terea. En ese contexto, el agotamiento mental y emocional ligado a esta temática, también conocido como burnout, es más que solo estar cansado. Es un estado de fatiga profunda que no solo afecta tu desempeño laboral, sino que también se extiende a tu vida personal, tus relaciones y tu bienestar general.
¿Qué es el Burnout?
Imagina que tu mente y tu cuerpo son como una batería. Cuando estás expuesto a largos periodos de estrés (que no se han gestionado de manera efectiva), especialmente en el trabajo, esa batería se va agotando poco a poco hasta que ya no tiene energía para seguir funcionando, pues de eso de trata el burnout. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este estado se caracteriza por tres dimensiones principales:
1. Agotamiento emocional: Te sientes tan cansado que incluso las tareas más simples parecen imposibles.
2. Despersonalización: Empiezas a sentirte desconectado de tu trabajo y de las personas que te rodean, como si todo te diera igual.
3. Menor rendimiento: Aunque te esfuerces, sientes que no estás dando lo mejor de ti.
¿Cómo afecta el agotamiento en el trabajo?
En el trabajo, este agotamiento se nota. Te cuesta concentrarte, cometes errores que antes no cometías y sientes que la creatividad se te ha escapado por la ventana. Según un estudio de la Asociación Americana de Psicología (APA), el 58% de los trabajadores admiten sentir estrés laboral, y casi la mitad de ellos dice que esto afecta negativamente su desempeño. Además, el burnout puede hacer que falte más al trabajo y que te sientas menos satisfecho con lo que haces.
Pero no todo es trabajo: El impacto en tu vida personal
Tal como podrías imaginarlo, este agotamiento no se queda solo en nuestro trabajo, sino que también comienza a afectar otros aspectos, como por ejemplo:
– Relaciones personales: Cuando estás agotado, es fácil perder la paciencia, sentirte irritable o desconectado de tus seres queridos. Esto puede eventualmente generar discusiones con las distintas personas que te rodean en tu día a día, dificultando estas relaciones.
– Salud física: El estrés no solo afecta tu mente. Puede causar problemas como insomnio, dolores de cabeza, malestar estomacal y hasta debilitar tu sistema inmunológico. De hecho, variados estudios tanto en contexto chileno como extranjeros, arrojan como resultado que un gran porcentaje de las personas con estrés laboral tienen síntomas físicos relacionados.
– Salud mental: El agotamiento emocional puede llevarte a sentirte ansioso, triste o incluso desesperanzado. Asimismo, puede afectar aspectos tan diversos como la calidad de nuestro sueño, nuestra capacidad para concentrarnos y tomar decisiones y, también, puede contribuir a que nos perdamos ese entusiasmo y motivación que antes solíamos tener. Como si ya no tuviésemos la energía para disfrutar de las actividades que antes nos encantaban fuera del trabajo.
La Importancia de prestar atención y ocuparse
Es comprensible que, en medio de la rutina y las responsabilidades, este agotamiento pueda sentirse como algo «normal» o incluso inevitable. Sin embargo, sí es posible actuar.
El ignorar estas señales puede llevarte a un camino de mayor desgaste, prologando la sensación de insatisfacción y haciendo que te visiten cada vez más seguido algunas emociones desagradables, en conjunto con otras consecuencias que se hayan generado a raíz de esto.
La psicoterapia es un lugar seguro donde puedes ser escuchado sin juicios, y en donde tus emociones y experiencias son válidas. Es crucial poder generar los espacios que te lleven a entender qué te está llevando a este punto de agotamiento y, junto con ello, encontrar herramientas que te permitan realizar acciones que te ayuden gestionar y transitar este periodo.
